Translate the rain

lunes, 9 de mayo de 2016

Un agujero en la pared

Bajo las nubes grises de este mes de mayo, llega un nuevo micro. Menos de doscientas palabras para hablar en libertad.


Un agujero en la pared



Cerró los ojos y dejó que el aire llenara sus pulmones. Escuchó el cerrojo girar y la puerta cerrarse. Una luz diáfana se filtraba a través de las rejas de las ventanas. Le gustaba imaginar lo que había al otro lado y ahora que lo habían liberado, lo recordaba.
Recordaba cómo aquellos agujeros en las paredes, huecos hacia una libertad negada, eran irónicamente los distintivos de su encierro.
Franqueó los símbolos y volvió a la libertad. Observó lo que había del otro lado de los muros y paredes, y sintió que la luz sin filtros quemaba sus pupilas. Sin embargo, se decía siempre a si mismo que tenía  suerte por volver a ser libre.
―¿Sigues recordando el encierro? ―le preguntaron un día.
Él asintió.
―Nunca podré olvidar. Nunca olvidaré las puertas y las ventanas cerradas.
Le miraron a los ojos. La luz que destilaban sus pupilas había ardido.
―Tú aún estás encerrado y tienes que cavar un agujero en tu pared para volver a ser libre. 

4 comentarios:

  1. Muy interesante. Hay cadenas que solo nosotros podemos romper y para eso hay que darse cuenta de que las tienes y quieres liberarte.
    Gracias por compartir, Sandra. Muy profundo.

    Un abrazo.

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    1. Hay encierros figurados que llegan a durar toda una vida y pueden ser, como mínimo, tan penosos como los reales, porque en ambos casos, impiden disfrutar del presente. Muchas gracias por comprenderlo y entenderlo, Ricardo.

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  2. Esa es precisamente la peor prisión, el elevadísimo muro que levantamos nosotros mismos, inalcanzable, no solo para nosotros, sino para quienes nos pretenden venir a liberar. Un abrazo Sandra y disfruta de un excelente fin de semana.

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    1. Totalmente de acuerdo, Frank. Un saludo y buena semana para ti también.

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