Translate the rain

lunes, 9 de enero de 2017

El Imperio contraataca: paralelismos entre Roma y Star Wars (parte I)

Estos días, tras la muerte de Carrie Fisher ―a la que la tierra le sea leve― a mi marido y a mi, se nos dio por volver a ver las películas de Star Wars. Mientras las escenas de las precuelas ―episodios I, II y III― volvían a sucederse ante mis ojos, y pasados los ya habituales momentos de indignación, por aquello de los “midiclorianos”, los problemas de continuidad con la saga original o el tedio que provoca Jar Jar Binks, recordé aquello que se me ocurrió, hace muchos, muchos años, en una tierra no tan lejana. Siendo aún estudiante, vi el estreno de aquellas nuevas películas y relacioné lo visionado, con mis clases de Historia de Roma.

Es verdad que probablemente Star Wars beba de muchas mas historias y pueda recordar a muchas otras. Samurais, templarios, Nazis y resistentes son algunas referencias que acuden a nuestras mentes con facilidad, cuando pensamos en los jedis, o vemos los uniformes de los imperiales.

Sin embargo, sea por deformación “profesional” o lo que fuere, cuando veo estas películas, especialmente las precuelas, no puedo evitar pensar en el final de la República romana y el principio del Imperio. Quizás el paralelismo sea muy obvio, pues es parte de la trama principal de estas películas, pero me parece mucho más profundo.

Ya, desde el inicio del episodio I, la situación de crisis de la República parece clara. “La República Galáctica está sumida en el caos” dicen los títulos iniciales. La Federación de comercio impone un bloqueo sobre Naboo ―un territorio situado en la periferia de la Galaxia― sin que la República sea capaz de gestionarlo, ya que el Senado “debate interminablemente”, sin llegar a actuar de forma diligente. A la República galáctica, corrompida en casi todos sus estamentos, le cuesta mantener el orden, sobre todo en el Borde exterior, unos territorios a menudo más salvajes y bárbaros. Frente a las dificultades se eleva la figura de un hombre que, poco a poco, acaba acumulando poderes delegados por el propio Senado para acabar erigiéndose, como salvador de la República y convertido Emperador.




El paralelismo, a grandes rasgos ―siempre estamos hablando a grandes rasgos― parece claro. Roma también debía enfrentarse a algunos focos de resistencia como los Partos en Oriente o los Piratas, con unas amplias fronteras rodeadas de territorios salvajes. Sus instituciones estaban corrompidas hasta los cimientos y se vio sumida en una importante Guerra civil ―aquí los motivos distan bastante entre Roma y la República galáctica― de la que salió a flote con la elevación de un hombre que, poco a poco, sea por causa o consecuencia, fue acaparando poderes.

Todo esto está muy simplificado, obviamente. En Palpatine podemos ver a Sila, Pompeyo, Julio César o Augusto.

Siempre me pareció llamativo lo que descubrí, al escribir estas líneas, se llamaba  el “Estatuto 312B” . En esa escena del episodio II, ante la situación de Guerra y gran inestabilidad, el Canciller Palpatine logra  ganar la votación y con ello, acumular poderes y prerrogativas. Es imposible no recordar a la magistratura de la dictadura tras ver esa escena. Era una magistratura extraordinaria prevista en el orden constitucional, que se planteaba en momentos graves (guerras o disturbios). Entonces, uno de los cónsules nombraba un dictador con poderes extraordinarios para salvar la dificultad. No podía legislar y su duración era breve (seis meses, pudiendo renunciar antes). Se trataba, por lo tanto, de una suspensión del orden republicano para su propia protección. Algunos hombres fuertes como Sila o Julio César hicieron uso y abuso de esta institución.

En el caso de Julio César, es de sobra conocida la forma en la que aconteció su asesinato, a manos de algunos autoproclamados defensores de la República. De un mismo modo, Palpatine es víctima de un intento de asesinato por parte de los Jedis que pasan por encima del orden constitucional: “Tiene el control del Senado y de los Tribunales, es demasiado peligroso para dejarle vivir” le dice Windu a Anakin.

Bien es cierto que que Palpatine resulta ser un Sith y Julio César, no (aunque algunos probablemente lo vieran como tal). Palpatine sobrevive y Julio César muere, dando, con ello, el pistoletazo de salida para una nueva Guerra Civil en la que se impondrá Augusto, el primer emperador.

 El Senado de Roma le otorgará el título de emperador a Octavio Augusto (un título que tiene connotaciones diferentes en Roma), mientras Palpatine, nos devuelve el paralelismo regurgitado por Hollywood, en un pleno del Senado, en el que proclama “la nueva República galáctica Imperial” de la que se declara emperador. Al finalizar, se escucha una de las mejores frases de la Saga en boca de Padmé: “Así es como muere la libertad, con un estruendoso aplauso”.

Continuará…


Fotografía procedente de: http://www.starwars.com/databank/galactic-senate

No hay comentarios:

Publicar un comentario