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lunes, 9 de diciembre de 2013

Del Dios pagano a Papá Noël (parte 1): Santa Claus en llamas


Hace apenas unos días que acaba de empezar  el periodo navideño, y, para mí, no sólo porque los ayuntamientos hayan decidido encender las luces o porque mucha gente use estas fechas para instalar el árbol de navidad en sus hogares, sino  porque recuerdo, desde niña, la llegada de San Nicolás el 6 de diciembre. No se celebraba en el Sur de Francia pero veía a los niños de Alsacia y Lorena disfrutando con este personaje asociado a festejos, chucherías y regalos. Lo admito, me daban envidia sana porque yo tenía que esperar diecinueve largas jornadas más para tener mis regalos. Lo curioso es que mi hogar era y es, a imagen y semejanza de las tradiciones navideñas, un modelo de sincretismo. En mi familia, que no podía juntarse el día de reyes, separada por la distancia de la inmigración, nos visitaban los magos de Oriente en Navidad y para cuando volvía a Francia, en Reyes, Papá Noël dejaba los mejores regalos bajo el árbol. Si es que, ahora empiezo a entender el por qué de mi espíritu contradictorio.

El hecho es que creo que lo ocurrido en mi familia, no deja de ser ejemplificador de lo que pasa a gran escala con las tradiciones navideñas. En el pragmatismo, la inmigración, el sincretismo cultural y la asimilación están el origen de nuestras costumbres navideñas. Creo que para explicar en toda su complejidad el origen de la navidad actual, necesitaría redactar una tesis doctoral, así que iré a los pocos, cada año. y había pensado que como acaba de pasar el 6 de diciembre sería interesante abordar la figura de San Nicolás y de cómo ésta dio origen al actual Papá Noël. 

Probablemente no me había parado a reflexionar lo suficiente en esta cuestión, pues para cuando empecé a redactar este post, estaba convencida que este santo daba directamente origen al hombretón gordo subido a su trineo con renos y, en realidad añadiría que lógicamente, no es más que una escala en el camino.  En el caso de Papá Noël, como en el de la mayoría de las tradiciones navideñas, se mezclan y se vuelven a mezclar elementos arcaícos, se implantan otros, se hallan fórmulas nuevas para conmemorar, adaptar o revitalizar antiguas costumbres.

En Dijon (Francia), tierra de mostaza y buenos vinos, un 23 de diciembre de 1951 tuvo lugar un extraño acontecimientos que hoy en día sería considerado como una auténtica barbaridad. Un despropósito con consecuencias  más traumatizantes que la muerte de Chanquete y David el Gnomo juntas. Aquel 23 de diciembre se “ejecutó” a Papá Noël frente a unos doscientos cincuenta niños, al mejor estilo inquisitorial, quemándolo en una pira, cual heroína gala en manos inglesas durante la guerra de los cien años. 

 ¿Cuál fue el motivo de este auto de fe digno de Torquemada?  Según el periódico France-Soir del día siguiente, la ejecución “se decidió con el consentimiento del clero, que había acusado a Papá Noel de ser un usurpador y un hereje” y de “paganizar la Navidad”. El etnólogo Claude Lévi-Strauss dijo en Les Temps Modernes, en el número de marzo de 1952, “Papá Noel en la pira”, que la creencia en Santa Claus constituía “uno de los más potentes semilleros del paganismo en la sociedad actual”. 

Y es cierto, poniéndome a remover  información, los orígenes del bonachón hombre de rojo se remontan según algunos etnólogos a los inicios del neolítico. Evidentemente, nada tenía que ver con el panzudo señor que, cada año, vemos en decenas de producciones hollywoodienses con sus gafitas, renos y muchos regalos, sino que su antepasado lejano aparecía tras los rasgos de una  especie de encarnación de la naturaleza. Sus representaciones variaron a lo largo de los años figurándose tras los rasgos de un personaje enmascarado, con cornamenta una rama en la mano, vestido con pieles de animales y barbudo . Esta suerte de Dios Pan se hacía presente en ceremonias dedicadas a la fecundidad y a la vida.Personalmente, salvando la barba, me cuesta discernir a Papa Noël tras el Dios Pán pero como “Pan” significa “Todo”, todo es posible…


Sin embargo, en el siguiente paso, cual evolución darwiniana, sí empiezo a ver ciertos rasgos propios del también conocido por todos como Santa Claus, y lo mismo ocurre con otras divinidades o personajes mitólogicos paganos:

-Odín: Este dios adorado por los pueblos del norte de Europa, cuya festividad se celebra entorno al solsticio de invierno, revestía los rasgos un anciano con barba blanca y en muchas ocasiones vestido de rojo (el rojo no deja de estar asociado a la realeza y la función de Odín en el panteón nórdico sería ésta, por lo que tal vestimenta no deja de tener lógica)  quien montaba un caballo de ocho patas llamado Sleipnir. Aparte de dos lobos, poseía también sendos cuervos Hugin y Munin, los cuales enviaba cada mañana a volar, en direcciones opuestas, rodeando el mundo para que cuando regresen por la tarde se posen sobre sus hombros y le susurren al oído lo que han visto.


-GarganEn la mitología céltica es el hijo de Belisima  y del espírito de Belenos (da origen a Gargantua inmortalizado por Rabelais). Es un gigante bienhechor  de grandes botas que porta un pesado fardo a la espalda, llena de regalos entregados a los niños hacia el solsticio de invierno.

-Strenia o Strenua/Jano: Una tradición romana atribuía el origen de los aguinaldos del primero de enero, Kalendariae strenae, al rey Tacio, de quien nació la costumbe de ir ese día a coger verbena al bosque sagrado de Strenua, la Fuerza, o strenia, diosa de la salud, con el fin de obtener la divina protección durante el año nuevo. Otra tradición suponía que el pueblo iba en procesión al palacio del rey sabino para ofrecerle al mismo tiempo que los deseos de un buen año, ramas de ese arbusto considerado como portador de la felicidad. La sencillez primitiva desapareció y los aguinaldos pasaron a constituir objetos más o menos lujosos llegando a degenerar en abuso.  Con motivo de que la celebración de año nuevo fuera dedicada a Jano, Strenia dejó de presidir esta fiesta. 

A todo esto también podemos añadir, según el antes nombrado Claude Lévi-Strauss, el Rey de las Saturnalias (fiesta romana en honor a Saturno. Eran siete días de bulliciosas diversiones, banquetes e intercambio de regalos) que evolucionará a lo largo de la Edad Media en “Lord of Misrule”en Inglaterra o “Prince des Sots” en Francia, presidiendo la fiesta de los locos (claro resquicio de la esta fiesta pagana ).

Durante la Edad Media, como ya hemos abordado en una entrada de este blog sobre “Halloween", la Iglesia tratará de eliminar o adaptar las fiestas paganas a su fe, y estas figuras asociadas a la época del solsticio de invierno no se escaparon al proceso de masiva cristianización.
Por lo tanto, cuando en 1952, Papá Noël fue víctima del irónicamente pagano fuego purificador, no se equivocaban al apelar a sus raíces heréticas, pero los miramientos relativos a sus orígenes—como veremos en la próxima entrada buceando entre San Nicolás, Julenisse o Santa Klaus —naufragaron en el altar del sincretismo, la mundialización y el capitalismo.

Continúa aquí


Bibliografía:

Bastús i Carrera, V.J.,  Diccionario Histórico Enciclopédico, 1829

Levy Stauss, C. Papá Noël en la pira Papá Noël en la Pira, 1952





6 comentarios:

  1. Interesantísimo. Gracias por esta entretenida y curiosa reseña.

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  2. Qué bueno, Sandra!!! da gusto asomarse a tu blog loslunes. Siempre se entera uno de algo nuevo. Soy consicente del (mucho) trabajo que cuesta recopilar la información y redactar la entrada. Me ha gustado!!!

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    1. Esta en particular me llevó más de lo creía. De hecho, de partida, pensaba hablar de San Nicolás y lo tuve que dejar para la semana que viene jejeje y probablemente me deje cosas en el tintero porque todo esto tiene mucha más complejidad de la que me había planteado. Levi Strauss, por ejemplo, vincula el tema de Papá Noel con un ritual iniciático o incluso con Halloween y el mundo de los muertos... así que hay un montón de cosas por explorar.
      Muchas gracias por tu comentario, Vidal.

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  3. Muy interesante. He de seguir leyendo el artículo. Por lo que veo en Francia lo llamaron el Príncipe de los tontos, no de los locos, jajajajaja... ¡estos franceses!
    Me ha gustado esta entrada.
    Muchas gracias, Sandra.

    Un abrazo.

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    1. Gracias, Ricardo. Tienes toda la razón. Con tanta fiesta de los locos, me hice un lío y llamé príncipe de los locos en vez de príncipe de los tontos.

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