Alguien me decía hace
poco que me había equivocado al bautizar a este blog como "los lunes a la
lluvia". Lo justo hubiera sido decir
"mi vida a la lluvia". Entre ciclogénesis explosiva y
ciclogénesis explosiva ―suena mucho más contundente que el tradicional
"temporal"―, entro en este blog para dejar mis reflexiones, escritos,
pensamientos y algunas historias de la Historia.
Hoy, como cada lunes,
me volví a enfrentar a la terrorífica hoja vacía de la que conocía, sin embargo, la transitoriedad de su virginal blancura, pues pronto la rellenaría con algún
tipo de contenido. Mi pensamiento fue vagando hasta detenerme en una cuestión:
¿Por qué estoy escribiendo? ¿Por qué escribimos? ¿Por qué cada año se siguen
publicando cientos de miles de escritos nuevos en el mundo? Sólo en España, en
el año 2012, se publicaron 69.788 títulos nuevos.
¿Por qué escribir? ¿Para qué? ¿Para quién? ¿Aportaremos realmente algo siendo la obra 69. 789? ¿Por qué seguimos adelante, entonces? ¿Por nostalgia?¿Porque tememos a la muerte? ¿Por arrepentimiento? ¿Para calmar la soledad? ¿Por ego? ¿Para viajar y estar en el lugar del espacio/ tiempo/imaginación que quisiéramos? ¿Por vivir lo que no pudimos vivir? ¿Porque tememos a nuestra realidad? ¿Porque, en el fondo, queríamos seguir creando aquellas historias de barbies contra playmobils?
Descartada, por lo tanto, la veta lucrativa ¿por qué seguir escribiendo? aunque debiera empezar planteando ¿por qué empezamos a escribir? Valga por delante que existen tantas respuestas como personas y que ésta sólo pretende ser la mía.
Nadie nace sabiendo escribir pero, de repente, nos tiramos al vacío, como un hombre a punto de ahogarse emerge buscando el aire puro. Hay algo de auto-protección, un lugar de reencuentro con uno mismo. Los primeros engranajes que mueven ese complejo mecanismo que es la escritura suelen tener, pienso, un talante catártico. Algunos empiezan a escribir tratando de sobrevivir a esa complicada edad que es la adolescencia, sobreponiéndose a las primeras decepciones y heridas de la vida: los primeros amores, inquietudes, ilusiones, dolores, desenvolturas. Es el tiempo en el que se tiran las palabras sobre el papel, buscando encontrar en la hoja virginal un refugio, un espacio para la racionalidad.
Luego, la palabra salvaje intenta ser domada. Hay que empezar a precisar, buscar la coherencia, un andamiaje. Las palabras buscan convertirse entonces, en gentes, lugares, risas, lágrimas complicidad, miradas y olores. La palabra se hace historia.
Luego, la palabra salvaje intenta ser domada. Hay que empezar a precisar, buscar la coherencia, un andamiaje. Las palabras buscan convertirse entonces, en gentes, lugares, risas, lágrimas complicidad, miradas y olores. La palabra se hace historia.
Y entonces sigo escribiendo, porque mi mente se comunica mejor con mis manos que con mi lengua, porque me gusta darle un orden a esas palabras, intentar vencerlas. La palabra puede ser vomitada o cantada pero si no es plasmada siempre será transitoria. Al escribir, las palabras se hacen nuestras, sometidas a nuestro deseos y volubilidad. La palabra escrita permanece superando, en una extraña contradicción de forma transitoria, la transitoriedad. En el fondo, es la misma fascinación que existe en revivir el recuerdo de los muertos, limpiando el polvo de la Historia. Ese afán por resucitar el pasado, por mantener a flote el presente, por sobrevivir al futuro, sabiendo sin embargo, que la batalla está de antemano perdida.
Conscientes de su fragilidad y fugacidad, mil años abarcaba el concepto romano de "aeternitas". ¿Estaban locos estos romanos? Una vez más, demostraron su sabiduría y cordura, poniéndole coto a la eternidad.
Conscientes de su fragilidad y fugacidad, mil años abarcaba el concepto romano de "aeternitas". ¿Estaban locos estos romanos? Una vez más, demostraron su sabiduría y cordura, poniéndole coto a la eternidad.
En mi caso, empecé por casualidad. Primero escribiendo textos de humor, junto con dos amigos, en una web que teníamos. Lo que no sé muy bien es cómo hice la transición a textos "serios". Y continúo escribiendo porque me parece divertido. Me lo paso bien esos ratitos en los que empiezo una historia que, casi nunca, se como va a acabar. Me parece curioso como van apareciendo las imágenes en mi mente, los personajes, los lugares...
ResponderEliminarEs curioso, divertido y suele ser agradecido. Por otra parte, yo creo que hacer reír mediante el texto escrito no es nada sencillo. El humor es algo muy personal y a lo que no es fácil llegar y menos sin la expresividad que da el lenguaje oral.
EliminarGracias por compartir tu historia, Ramón.
Buenas tardes Sandra: Ya el título de tu blog «Los lunes a la lluvia» invita a pasear por él, y este post a participar en tu reflexión...
ResponderEliminar¿Por qué escribir? Diría porque «Somos palabras» Y necesitamos plasmar todo aquello nace del alma...
Te dejo un abrazo desde mi mar, al cuál quedas invitada
«Barcos de papel»
http://elmardepoemas.blogspot.com.es/
Muchas gracias por la invitación, Ángeles, ya fui a darte una visita por tu rincón de papel. Coincido contigo en que "somos palabra" , es una expresión hermosa.
EliminarPor el mero placer de escribir... ¿acaso no es per se un buen motivo? Luego, ya se verá...
ResponderEliminarEso por descontado, Oscar. Sin la diversión, nada de esto tendría sentido.
EliminarDiversión y... satisfacción ante la obra salida de la nada, o de donde sea. Cuando ves una historia donde antes había solo una hoja (o pantalla) en blanco, te sientes un Creador en miniatura. No se gana pasta, pero sí autoestima.
ResponderEliminarMe gusta lo del "Creador en miniatura" (es un poco como ese capítulo de los simpsons...) Lo cierto es que sí, aunque a veces se leen unos comentarios que rebajan el ego a la altura del betún. Al final, es como todo, una cuestión de equilibrio.
EliminarMe parece que fue oscar wide quien dijo ; para ser escritor hay que querer decir algo y decirlo
ResponderEliminarEs casi redundante, en verdad, porque lo segundo no puede pasar sin lo primero. El quid de la cuestión, yo creo, está en el cómo se dice.
EliminarHace poco escribí reflexiones parecidas, pero sobre la dificultad y a la vez el placer de la tarea de escribir. "¿Quién quiere ser escritor?". Yo respondí que quien ama serlo. Puedo agregar que quien además no tiene la elección, como puede parecer a simple vista, sino que se necesita hacerlo. ¿Necesita escribir Stephen King por dinero? Hace tiempo que no, pero no dudo que necesita seguir escribiendo. ¿Por qué a otros les gusta leer? Hay algo en común, esa comunicación entre autor y lector, todas las experiencias expresadas por autores con las cuales se identifican los lectores a la vez que se entretienen.
ResponderEliminarCoincido contigo en lo vocacional de la escritura y esa curiosa interacción que se crea con el lector. Creo que es otro interesante debate el que nace aquí, pues si bien es cierto que uno escribe por placer, tiene que hacerlo pensando no sólo en si mismo sino también en quién le va a leer (al menos es mi punto de vista).
EliminarEs una buena pregunta. Yo también comencé en la adolescencia, hubo un hecho que lo torció casi definitivamente. El trabajo implicaba escribir y mucho pero nada que pudiera denominarse literatura, aunque sí era creativo, desde luego. Y después me enamoré y ese hecho fue decisivo para darme cuenta de la necesidad que tenía de escribir tan fuerte.
ResponderEliminarAparte opino que hay muchas cuestiones en la vida que no se plantean, ni ocurren pero sobre las que uno piensa, reflexiona y quiere dar su opinión. Pensamientos particulares. Pues muchos de esos pensamientos, opiniones, ideas, respuestas que hubiéramos querido decir y no dijimos, todo eso nos impele a dejarlo escrito, incluso aunque nadie lo lea, pero es una vía de escape y sanación increíble.
Gracias por compartir. Espero que estés mejor. Un saludo.
Me parece básica la cuestión catártica en la escritura y estoy totalmente de acuerdo contigo.
EliminarUn saludo.
Yo fui desde niña una lectora compulsiva que empezó a escribir cuentos antes incluso de acabar el colegio. Necesitaba contar todo aquello que desbordaba mi cabeza de fantasía. Durante parte de mi adolescencia y aún después mantuve ese hábito, y luego la apatía me venció y lo abandoné. Hace un par de años volvió casi de golpe y con más fuerza que nunca. Necesito plasmar todo lo que bulle en mi cabeza porque lo disfruto tanto que es ya parte de lo que ahora soy.
ResponderEliminarNo sabes cuánto te entiendo, Lucía. Parece, en este aspecto, que tuviéramos vidas paralelas.
EliminarA veces, por amor propio, por vanidad, porque hay miles como yo afuera y es grandioso conocer todo esto, encontrar un motivo puede ser un dolor de cabeza, pero el que lean mis textos y lo disfrute la gente, es un aliciente que crece mi deseo.
ResponderEliminarEncontrar un motivo es muy complicado, de hecho no creo haberlo logrado. Está claro que en el acto de escribir existe amor propio, el deseo de permanencia de nuestros pensamientos para compartirlos con los demás.
EliminarGracias por tu punto de vista, Chuck.
Cuando se lee mucho, puede llegar un momento en que se necesite escribir.
ResponderEliminarUn impulso muy lógico. Pues adelante.
Un saludo Sandra.
Yo creo que incluso antes de leer tanto se puede dar ese impulso. Cuando empezamos a escribir durante la infancia o la adolescencia no tenemos ese bagaje cultural y sin embargo ese impulso puede llegar a darse.
EliminarSaludos, Hagakure. Un placer volver a leerte por aquí.
Cuando escribo, soy feliz. Lo demás (que te lean, que te premien, que un día puedas vivir de ello) solo lo mejora.
ResponderEliminarUn saludo,
@jemfreire
Para mi hay diferentes niveles de escritura. Puedes escribir sólo para tí y que te llene y puedes buscar escribir para el público y que lo haga también. En ese segundo caso, yo reconozco que el hecho de que pueda gustar lo que escribo, me alienta a seguir haciéndolo.
EliminarHola Sandra. He dejado un premio para ti en mi Blog.
ResponderEliminarUn abrazo. :)
Me acabo de dar una vuelta por ahí y acabo de verlo. Muchas gracias por pensar en este blog, Carol :)
EliminarSimplemente lo necesitamos. Hay quienes nacen con esa inquietud y la sacian, puede que sea como una vía de escape, una manera de sentir que estás dejando tu legado a sabiendas de que no puedes hacer mucho más...
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