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martes, 31 de diciembre de 2013

Del Dios Pagano a Papá Noel (parte III): El obispo que se tomó una coca cola



Ayer, penúltimo día de este año 2013, he sido víctima de una poderosa abducción extraterrestre, única posibilidad razonable para explicar, junto al gripazo o los comercios abiertos en fin de semana, mi tremendo despiste… Y es que hoy, a pesar de que mi malograda mente así lo creyera, no es lunes sino martes. 

Así con todo, en este último día del año 2013, con los reyes magos a punto de visitar los hogares de millones de niños españoles,  y luego de la visita del hombre de rojo, vamos a seguir con nuestra serie de posts, indagando a través de los siglos en el origen de esa costumbre tan extendida por el mundo de entregar regalos en esta época del año. 

Ya pudimos ver en nuestro primer post, el origen pagano de esta práctica. Desde el Gargan Celta  pasando por las Saturnalias romanas, se instauró el hábito del regalo en la época del solsticio de invierno. Ese uso se extendió a través del mundo y se adaptó a la nueva religión imperante, el cristianismo, diversificándose en diferentes personajes, tal como pudimos ver en el segundo post. Pero, hasta ahora, no tratamos aún, de la personificación de esta costumbre que más repercusión tendría en el mundo, el ancestro directo de Papá Noel y del cómo éste se convirtió en el personaje que visita a los niños de medio mundo con sus renos voladores y su entrañable traje rojo y blanco. 
Representación de San Nicolás a finales del XIX de Heinrich Lefler


Pues bien, como muchos de vosotros ya sabréis, ya que demostráis curiosidad de espíritu leyendo estas líneas, estoy hablando de San Nicolás o, más exactamente, de San Nicolás de Bari, nacido en el siglo IV en Pátara, Lycia, en la actual Turquía.
Este hombre, conocido y reconocido por su bondad, fue nombrado obispo de Myra y se convirtió con los años, en Santo y protector de los niños tras realizar varios milagros, entre otros, resucitar a tres niños que un malévolo carnicero había asesinado y salado para conservarlos. Tras siete años en esa macabra condición, San Nicolás, que pasaba por ahí, los liberó y los resucitó. De esta forma, como decíamos anteriormente, se convirtió en protector de los niños aunque sus muchos milagros, le permitieron también ser el santo patrón de los solteros y de los navegantes, tras contribuir a la salvación de varias embarcaciones.

A pesar de ser el patrón de los niños,  nada parecía predisponerlo, a priori, a convertirse en ese buen hombre que entregaría regalos a los críos de medio mundo. ¿Qué pasó para que esto aconteciera?
Pues bien, durante las cruzadas, se retiraron sus reliquias de la iglesia de Myra para llevarlas hasta Bari, en el Sur de Italia. Un caballero de Lorena habría recuperado entonces una de sus falanges. Ni corto ni perezoso, se la llevó hasta su tierra que se convierte en lugar de pelegrinaje, adoptando el nombre del santo, Saint-Nicolas-de-Port.
San Nicolás se convierte a partir de entonces en el santo patrón de Lorena, llegando a ser, como todo buen santo patrón, causante de alguna que otra victoria militar. Asi fue como el duque de Lorena le atribuyó su victoria sobre Carlos el Temerario que, curiosamente, en la noche de reyes de 1477, encontró la muerte en esas tierras. 

San Nicolás en Lorena y Bélgica

Cuando empezamos esta serie de posts,  comentaba  cómo recordaba durante mi infancia en Francia, el inicio del periodo navideño por ver cómo los niños de Lorena recibían al, para mí, éxotico San Nicolás, el 6 de diciembre.
En realidad, esta fecha señala un triste aniversario, el de la muerte de nuestro santo. La víspera, el día cinco, San Nicolás baja del cielo, entra por las chemineas y entrega golosinas y regalos a los niños buenos. Lleva una larga barba blanca, una mitra, un bastón y largo abrigo muchas veces rojos. ¿Os empieza a sonar?
San Nicolás se hace acompañar en Lorena y Bélgica de su némesis : el Padre Fouettard  (también conocido como Rüpelz (ou Ruprecht) y en Alsacia como Hans Trapp) que, con su aspecto amenazador, pega con su vara a los niños malos. Antaño, los niños de esas tierras, sólo recibían regalos en estas fechas, ya que la navidad se consideraba una fiesta estrictamente religiosa, aunque hoy en día, muchos reciben una doble ración en ambas festividades.

Sinterklaas en Holanda.

A diferencia de la zona de Lorena, Sinterklaas se desplaza con su caballo blanco sobre los tejados para dejar, con la ayuda de sus singulares ayudantes, los regalos a los niños holandeses, por la cheminea. No lo acompaña como en la zona francófona un padre fouettard sino un centenar de ellos llamados zwarte pieten (zwart, negro —por bajar por la cheminea— y  Pieten,  algo así como Pedrito, ya que sería el diminutivo de Pedro). En esta tradición se ve reflejada los muchos años de enfrentamiento con los españoles durante la guerra de Flandes. Estos singulares personajes vendrían de España, a bordo de unos barcos, llevándose consigo en sus sacos, tras un golpe de látigo, a los niños malos.

Santa Claus en los Estados Unidos

San Nicolás cruzó el Atlántico con los emigrantes holandeses. Washington Irving, amante del folclore europeo, escribió su Historia de Nueva York en 1809, en la que describe la supuesta llegada del santo, cada víspera de San Nicolás. Lo describe ya sin ropas de obispo y a lomos de un corcel volador. Fue tan popular a raíz de este relato que todos, incluso los colonos ingleses, festejaron la celebración holandesa. El nombre fue derivando de Sinterklaas o Sinter Klaas hasta acabar siendo pronunciado como Santa Claus por los angloparlantes.

En 1823, un pastor americano llamado Clement Moore escribió un cuento A visit from Saint Nicholas, más famoso bajo el título de The Night Before Christmas. En éste, rediseñó y popularizó al personaje. Cambió el trineo tirado por un caballo volador por uno tirado por renos. Lo describió como un tipo alegre, rechoncho y de pequeña estatura, asimilándolo a un gnomo. Y lo más decisivo, fue que Moore situó la llegada de Santa Claus, en la víspera de Navidad.
El santo se hace laíco y de la mano del ilustrador Thomas Nast (caricaturista político), que por Navidad publicó ilustraciones de Santa Claus en la revista Harper´s Weekly de 1860 a 1880, se añadieron detalles como ubicar su taller  en el polo norte, y su vigilancia sobre los niños buenos y malos de todo el mundo.

A fines del s.XIX y principios del XX el nuevo personaje tragado y regurgitado por la costumbre americana, tomó el barco de vuelta y se fue extendiendo por casi toda Europa. Primero en Gran Bretaña, llamándose allí, Father Christmas o Padre Navidad. De ahí pasaría a Francia, en donde adoptaría el nombre de Père Noël o papá Navidad, del cual deriva Papá Noél, como se lo conoce en España y gran parte de Hispanoamérica. 

La última metamofosis de Santa Claus:

Representación de Papá Noel realizada Habdon Sundblom

 El último punto de inflexión significativo en el cambio iconográfico de nuestro personaje,  tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola de la Navidad de 1931. Un dibujante de Chicago, de origen sueco, Habdon Sundblom  remodelaría, entonces, al Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que  Santa Claus perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Papá Noel se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.

Con el final de la segunda Guerra Mundial, mediante el empuje de la notoriedad lograda por los norteamericanos en los países aliados, así como de sus productos e imagen, Santa Claus alias Papá Noel, se hizo realmente popular a este lado del charco, extendiéndose, con el patrocinio de coca cola y de Hollywood, como la pólvora por el mundo. Probablemente estemos, con este personaje, ante uno de los mejores ejemplos de este fenómeno tan denostado por unos y laudado por otros: la globalización. 

Bibliografía: 






lunes, 23 de diciembre de 2013

Regreso al pasado: la nueva ley del aborto




Un alto en el camino antes de proseguir con las entradas navideñas. 

Llevamos unos años en los que los debates de índole social quedaron enterrados bajo el tsunami de la crisis. Los derechos y las libertades de los españoles han sido recortados, una y otra vez, al amparo de una lógica maquiavélica: el fin justifica los medios.
Sin embargo, en el caso que nos ocupa ahora, ni siquiera la sacrosanta crisis puede justificar el texto que nos retrotrae al pasado. 

Hoy, muchos somos un poco Marty Mcfly, observando patidifusos hacia una ley que nos hace viajar treinta años atrás en el tiempo. Con la ley de seguridad, parece que el PP sólo estaba precalentando el motor del Delorean, pues la nueva ley del aborto convierte este último en ilegal salvo en algunos supuesto. Nos hallamos ante una verdadera contrarreforma, al mejor estilo puritano, que saldrá adelante gracias a la mayoría absoluta del PP. Pero no nos llevemos al engaño, por una vez, el que avisa no es traidor, y éste será uno de los pocos puntos que el partido de Mariano Rajoy cumplirá de su programa electoral. 

La situación de la mujer española, en este aspecto, involuciona a un escenario casi sin igual en Europa. Como ocurre en otros veinte países de la  Unión, con la legislación del  2010 las mujeres podían abortar libremente hasta las 14 semanas, y, en determinados supuestos, hasta las 22.. A partir de ahora, sóllo se nos permitirá interrumpir el embarazo en dos supuestos: violación (hasta las 12 semanas) y grave peligro para la salud física o psíquica de la madre (hasta las 22). Para evitar lo que ocurrió en la práctica con el supuesto psicológico,con la ley del 85, el peligro para la salud mental de la madre deberá ser debidamente acreditado por dos médicos ajenos a la clínica donde se fuera a practicar el aborto.

Es aberrante que el señor Ruiz Gallardón sea quien, a través de su ley, decida por las mujeres, imponiendo su moral y su ética en un afán paternalista atroz. Gallardón quien, hace unos años, no sólo era el abanderado del despilfarro cuando encabezaba el ayuntamiento de Madrid, también se quitó definitivamente la careta de político moderado, cediendo ante la tradición familiar y a las presiones de los sectores más rancios de su partido, influenciados por la conferencia episcopal que sigue teniendo un preocupante ascendiente en el gobierno de España. 

Dentro del actual panorama, lo que quizás pueda parecer más absurdo es la eliminación del supuesto de malformaciones o enfermedades del feto como motivo para el aborto, en un momento en el que las ayudas a los discapacitados desaparecen a marchas forzadas. Protegen el derecho a la vida, pero una vez nacidos, esos niños, pierden sus derechos, ya que el estado mira, cada vez en más ocasiones, hacia otro lado.

Demagógico también, es pensar que si lo que se defiende con esta ley es el derecho a la vida del «no nato», ¿qué ha hecho el feto creado tras una violación? ¿Es culpable de las acciones de su progenitor? Ni siquiera tenemos en la redacción del texto, una lógica que defienda una postura de forma coherente.
Marty Mcfly mira patidifuso hacia las chicas de buena familia que vuelven a poner de moda el turismo a Londres para abortar. Está incrédulo ante las clínicas clandestinas en las que morirán jóvenes españolas porque el gobierno de su país se adorna en un moralismo obsoleto, embarcándose en una cruzada que reabre un debate totalmente superado por la sociedad española.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Del Dios pagano a Papá Noël (parte II): los rostros de la navidad.


La semana pasada, en la primera parte de este artículo, pudimos ver los origenes paganos de la actual tradición navideña consistente en entregar regalos. Desde el Gargan Celta hasta las Saturnalias romanas,  se instauró esta costumbre  en la época del solsticio de invierno. Una costumbre casi iniciática para los más jóvenes, según algunos antropólogos como Claude Levi-Strauss. 

Con el proceso de cristianización, la celebración del solsticio de invierno pasó a ser llamada Navidad, pero las costumbres prevalecieron y cristalizaron en numerosos personajes que fueron instalándose en el folclore popular, a lo largo y ancho de Europa, como portadores de regalos. Más allá de los Reyes Magos, encontramos una gran diversidad de figuras de lo más variopintas en diferentes países y regiones. Cada una ilustra también, a su manera, parte de la historia de su región o país.

- La Babouchka y el Hombre de hielo (Ded Moroz) en Rusia: Esta anciana rechazó acompañar a los Reyes Magos quienes le preguntaron el camino a Belén, cuando éstos se dirigían a adorar al niño Jesús.  Pronto se arrepintió, llenó un saco con juguetes  y empezó a buscar a los tres magos de Oriente. Sin embargo, la nieve había borrado sus huellas. Para hacerse perdonar, esta bruja/hada entrega regalos a los niños todos los años. El antiguo país de los zares también celebraba la tradición navideña de la entrega de los regalos con San Nicolás. Sin embargo, con la llegada del comunismo, las tradiciones navideñas se desalentaron activamente porque se consideraron "burguesas y religiosas". Los niños soviéticos  recibieron sus  regalos por parte  de Ded Moroz (el hombre de hielo), quien junto con su nieta Snegurochka, (La niña de la Nieve) reparten juguetes, pasteles y las famosas muñecas matriuskas, montados en una troika o trineo ruso tirado por seis caballos en año nuevo y no en navidad.

Ded Moroz entregando regalos a un niño esloveno en 1959

 Los primeros cuentos de Ded Moroz le presentan como un hechicero malvado y cruel, similar a los dioses antiguos eslavos. Según la leyenda, Ded Moroz gustaba  de congelar a personas y secuestrar a los niños, encerrándolos en su bolsa. Los padres tenían que entregar un regalo a modo de rescate a cambio de sus hijos. A lo largo del XIX el personaje fue retratado en la literatura de forma más benévola pero tomó su forma definitiva, como dijimos anteriormente, en época comunista. Durante la época estalinista, Ded Moroz, Snegurochka y un personaje singular ruso, el niño del año nuevo, aparecieron en escenas de la Natividad de tipo comunista, o apariciones públicas, con Ded Moroz como el equivalente de José, Snegurochka como el equivalente de María y el Niño Año Nuevo como el equivalente del niño Jesús. Este personaje se convirtió en el principal referente para los niños nacidos del otro lado del telón de acero. 
 
-La Befana italiana. La leyenda que rodea a esta bruja es semejante a la babouchka rusa. Los italianos son visitados el día 6 de enero por una vieja y fea pero buena y simpática bruja, que se desplaza -como no podía ser de otra forma- en una escoba voladora. 

-El Julbock o cabra de Navidad. Es uno de los más viejos símbolos navideños de los países escandinavos. Los campesinos confeccionaban cabras de paja y a la noche se disfrazaban de carnero, yendo de casa en casa para asustar a los niños a los que dejaban una de esas cabras trenzadas en paja. Con el tiempo, la tradición fue evolucionando hasta el punto en que los niños empezaron a trenzar su cabra de paja y ésta era reemplazada por regalos en navidad. El Julbock fue desplazado por Julnisse, un especie de duende navideño, con ropas semejantes a las de Papá Noel.


-El niño Jesús o Christkindl: Representado como un niño con el cabello rubio y alas de ángel Con la reforma protestante, los santos, como San Nicolás, dejaron de ser populares. Por ello, en tierras particularmente afectadas por la Reforma luterana, como Alemania, el  mismísimo niño Jesús pasó a ser quien pasó a entregar los regalos, ayudado, como no,  por los ángeles que dejaban los regalos por la chimenea.  Esta tradición pasó a algunos países de Latinoamérica. Con los años, en los Estados Unidos, una deformación de esta palabra pasó a ser uno de los nombres por los que sería conocido Papá Noel en esas tierras: Kris Kringle.

-Santa Lucía: Muy celebrada en Suecia o algunas zonas de Italia. Como indica su nombre, simboliza la luz ( en estas fechas en las que se celebra el nacimiento de diversos dioses solares), el renacimiento del día. Es la patrona de los niños y les entrega los regalos. 

Y finalmente, personificando la globalización, San Nicolás quien merece un capítulo aparte (el último capítulo de esta trilogía de artículos) por la trascendencia que tomará este personaje a raíz de guerras, olas migratorias y campañas publicitarias. San Nicolás, santo y pagano,  quemado en una pira, indultado y adorado por millones de niños. 
Bibliografía:
http://fr.wikipedia.org/wiki/Nisse_%28lutin%29
http://perenoel10.unblog.fr/02-lhistoire-du-pere-noel/
http://fr.wikipedia.org/wiki/Julbock
http://es.wikipedia.org/wiki/Befana 
http://es.wikipedia.org/wiki/Kris_Kringle
http://legende-et-conte.com/babouchka-la-mere-noel-conte-russe/
http://www.todopapas.com/ninos/juegos-y-manualidades/la-navidad-en-el-mundo-435
http://centrodeartigos.com/articulos-enciclopedicos/article_98254.html
http://picturahistoria.com/2013/12/ded-moroz-visiting-kid-in-hospital-1959/